lunes, 12 de julio de 2010
Mi abuela tiene aflicciones cardiacas, resultado de una vida compleja, terrorífica, inconexa, escindida del mundo. alucinaciones de paranoia brutal, desgarrante y triste, solamente ella sola puede entender lo que ella sola a creado, ella y su corazón enfermo, con el que llora sin cesar, ella sola nuevamente y su corazón herido, ella y su corazón, y yo, que la contemplo desde mi corazón acorazado en temor, en lágrimas la admiro,admiro que aún resista los baches de la vida, y que mi mamá como fiel guardiana le brinde esa compañia, ellas no se entienden, pero yo creo que en el fondos los 3 nos entendemos, ambos tenemos lo mismo, un corazón enfermo, que agoniza viviendo.
jueves, 8 de julio de 2010
el estadio
El estadio
La bandera tricolor, manchada tras la sombra de vulgares y viles contiendas
La boletería desalojada, añoroza de un aglutínate partido
El niñito ingenuo que mira con detención los anuncios de la temporada
Las hojas de diario picada, el sol que pega fuerte y acaricia poco
Las miradas opacas de algún anciano, el resorte aturdidor, seguramente vencido, de la vieja micro, de recorrido 666, la cual no tome, aunque me sirva.
El pilucho, ese que siempre fotografían, con unos barristas al lado
Las voces de aterradoras de víctor, clamantes de piedad, y deseosas de justicia
La arboleda que atisba un desencanto olvidado, cruel naufragio que tras un combate inútil perdió todo su firmeza
Las bancas rotas, la piedras sueltas, el rastro de pintura
Las canchas regadas, el calor de cemento viejo, el feo mural, el cruel recuerdo,
la cárcel , los fantasmas, las fama, la derrota.
Un perro hambriento, un perro de esos de la calle, que lame mis zapatos olfateando un que se yo, en fin se fue.
El camarín olvidado, los desgarros plasmados, ni perdón, ni olvido, ni un partido ganado, ni un partido perdido.
Caszely y los de abajo, las galerías solitarias, a tablero revuelto, a calzón quitado., dos contra 1, 100 contra 5000, mil balas contra uno , una metralleta contra tres.
Los recorridos tránsfugos, los sapos avisando la distancia, los heladeros y cantantes, las madres con sus niños, el furgón amarillo, las palomas sucias, el cielo azul, tribuna andes y pacífico.
La bandera tricolor, manchada tras la sombra de vulgares y viles contiendas
La boletería desalojada, añoroza de un aglutínate partido
El niñito ingenuo que mira con detención los anuncios de la temporada
Las hojas de diario picada, el sol que pega fuerte y acaricia poco
Las miradas opacas de algún anciano, el resorte aturdidor, seguramente vencido, de la vieja micro, de recorrido 666, la cual no tome, aunque me sirva.
El pilucho, ese que siempre fotografían, con unos barristas al lado
Las voces de aterradoras de víctor, clamantes de piedad, y deseosas de justicia
La arboleda que atisba un desencanto olvidado, cruel naufragio que tras un combate inútil perdió todo su firmeza
Las bancas rotas, la piedras sueltas, el rastro de pintura
Las canchas regadas, el calor de cemento viejo, el feo mural, el cruel recuerdo,
la cárcel , los fantasmas, las fama, la derrota.
Un perro hambriento, un perro de esos de la calle, que lame mis zapatos olfateando un que se yo, en fin se fue.
El camarín olvidado, los desgarros plasmados, ni perdón, ni olvido, ni un partido ganado, ni un partido perdido.
Caszely y los de abajo, las galerías solitarias, a tablero revuelto, a calzón quitado., dos contra 1, 100 contra 5000, mil balas contra uno , una metralleta contra tres.
Los recorridos tránsfugos, los sapos avisando la distancia, los heladeros y cantantes, las madres con sus niños, el furgón amarillo, las palomas sucias, el cielo azul, tribuna andes y pacífico.
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